Los 4 dioses prehispánicos del amor

El amor y la sexualidad están más relacionados de lo que imaginamos, inclusive desde la antigüedad ¿no me crees? Existen registros que confirman la existencia de dioses en la época prehispánica que representaban estos impulsos humanos, debido a que para los mexicas estos temas eran de suma relevancia, pues reflejaban vitalidad.

Para el mundo náhuatl antiguo, el amor era entendido como un elemento que llevaría a la procreación. Este sentimiento estaba arraigado sobre algo físico y sería el elemento principal y resultado de la “confrontación” entre las parejas.

La procreación hace referencia a la importancia que tenía el aspecto bélico en esta cultura, pues se equiparaba con la expresión de la sexualidad.

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Dioses prehispánicos del amor 

Existen cuatro deidades principales que en las crónicas provistas por la conquista aparecen como símbolos de procreación y de sentimiento. En primer lugar esta Xochiquétzal o “diosa de las flores y el amor”.

Xochiquétzal nació de los cabellos de la diosa madre y fue dotada de una gran belleza. Ella representa los aspectos intelectuales y del sentimiento, es por eso que se le atribuye la caracterización del amor. 

En segundo lugar tenemos a Tlazoltéotl o “diosa de la carnalidad”, que a diferencia de Xochiquétzal, evoca el amor carnal. Se le asocia con las hilanderas, debido a que se decía que las hilanderas eran quienes tejían el destino de los hombres.

La diosa del pecado carnal era quien se encargaba de incitar a la lujuria y estimular las pasiones, también era la patrona de los recién nacidos haciendo referencia a la relación entre la sexualidad y la procreación. 

Xochipilli el “príncipe de las flores” es nuestra cuarta deidad, hijo de los dioses Xochiquétzal y Piltzintecutli, es conocido también como el “dios del amor”.

El príncipe de las flores es uno de los dioses solares, este representa el verano y el calor, la vida, la belleza y del placer, por lo que se le atribuye propiciar todos los aspectos benéficos de la existencia. 

Finalmente, Macuilxóchitl o “5-flor” forma parte de un grupo denominado Macuilxóchitl quienes eran conocidos como dioses de los excesos y el placer.

Esta deidad al igual que Xochipilli, eran dioses prehispánicos que se invocaban para la danza o el juego.

Durante los rituales para esta diosa se debía ayunar, además de evitar tener relaciones sexuales, pues si no se cumplían estas condiciones el dios los castigaría con enfermedades en los genitales. 

El amor prehispánico

Como ya se mencionó antes, la concepción del término “amor” no es propia de la época prehispánica ni de su cultura, ya que este término, se acuñó mucho tiempo después en Europa y fue introducido a la población de la nueva España.

Los cronistas que llegaron posteriormente a la conquista buscaron rescatar la historia del pueblo mexica, pero tuvieron que adaptarlo a lo que ellos conocían para poder entenderlo. 

Lo anterior no significa que en la antigüedad no existiera el amor, por el contrario, nos demuestra que las representaciones de este sentimiento pueden ser distintas en cada espacio o tiempo al que corresponden.

En el caso prehispánico, la sexualidad y la procreación son las que representan las formas de relación interpersonal entre sujetos. 

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Por Elena Rendón

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